Asbesto en el Subte

Finalizó con éxito el desmontaje de la burbuja de desasbestización en el Taller Rancagua

Con gran esfuerzo colectivo, culminaron los trabajos de desmontaje de la Burbuja del Taller Rancagua, una estructura clave en el proceso de desasbestización de la red. La burbuja fue una cabina especializada montada en 2019 por una empresa certificada, bajo estrictas normativas legales para el retiro seguro de asbesto, un contaminante cancerígeno.

Instalada sobre la vía 4 —una de las diez con las que cuenta el taller—, esta estructura de aproximadamente 120 metros permitió la desasbestización de las formaciones que circulan en la Línea B: 16 trenes Mitsubishi y 12 CAF 6000. Contaba con equipamiento específico como sistemas de presión negativa, filtros especiales y un revestimiento interno con capas de nylon para evitar cualquier liberación de fibras al exterior.

Un logro técnico y humano

Uno de los hitos más importantes del proceso fue la limpieza industrial y la puesta en funcionamiento del sistema de ventilación, luego de una histórica retención de tareas impulsada por los trabajadores del sector, que se extendió por dos años y nueve meses.

Este proceso fue fruto de una coordinación ejemplar entre la Secretaría de Salud Laboral y representantes sindicales, con un objetivo claro: eliminar el asbesto de toda la red, estar junto a lxs compañerxs afectados por la exposición, y visibilizar un problema que durante años fue silenciado.

Hasta el momento, la auditoría médica ha confirmado 120 compañeros con afecciones relacionadas al asbesto, 5 con diagnósticos de cáncer y 6 fallecidos. Estos datos subrayan la magnitud del daño, pero también la urgencia y el valor de la acción tomada.

Con la finalización de los trabajos, se da un paso firme hacia un ambiente laboral más seguro y libre de contaminación. Un logro colectivo que marca un antes y un después en la historia del taller y del ámbito subterráneo.

Voces del taller

Charly Pérez, delegado de Rancagua, expresó que: “Esto demuestra cómo, y con cuánta tenacidad, luchamos para que esto se hiciera realidad. Los compañeros sentimos, por un lado, el pesar por la cantidad de afectados que tenemos, pero también la satisfacción de saber que a las próximas generaciones les dejaremos un lugar limpio.” Luis Tula, delegado del sector, coincidió: “A las generaciones futuras les dejamos un subte más limpio.

Por su parte Leonardo Almeyda, trabajador, agregó: “Para mí es un triunfo. Es una lucha colosal que termina en una victoria que, lamentablemente, se llevó a muchos compañeros. Hay muchos afectados, pero no se puede negar que es una batalla que se ganó.”

Ariel Alonso, también operario, destacó: “Estamos contentos porque fue un logro colectivo que requirió muchísimo esfuerzo y trabajo de los compañeros. Y acá están los resultados.”

Juan Riggio, trabajador del taller e integrante de la Secretaría de Salud, reflexionó: “Es un hecho histórico, la culminación de un proceso que cambió la geografía del taller que habito desde 1994. Me queda una sensación llena de matices: sin duda es un logro enorme, pero es difícil estar contento con tantos compañeros enfermos y fallecidos. Estaremos bajo vigilancia médica de por vida, con la incertidumbre de no saber si esa vez no te va a tocar a vos. Es un conflicto, pero también un motor para seguir trabajando por mejorar las condiciones del ambiente laboral.”

Una victoria con memoria

Este logro no solo representa la superación de un desafío técnico y sanitario, sino también el resultado de la organización y la lucha de quienes no bajaron los brazos. Es una victoria marcada por la memoria de quienes ya no están, y por el compromiso con las generaciones futuras de trabajadoras y trabajadores del subte.

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