Tepemaxalco: la historia de Asbestos de México
San Pedro Barrientos, al norte de la Ciudad de México, fue sede de un gran complejo industrial que producía asbesto. El documental recorre la historia de este lugar y de sus habitantes, quienes en algunas décadas pasaron de vivir en un pueblo agrícola a hacerlo en un centro industrial cuyo centro gravitacional era Asbestos de México. Hoy, esta empresa no está más. Sí están sus habitantes, buscando que las autoridades públicas y privadas reconozcan los daños a la salud como consecuencia de la exposición al cancerígeno.
Tepemaxalco es el nombre indígena del lugar, hoy denominado San Pedro Barrientos. Hasta las primeras décadas del sigo XX este lugar era una zona verde y ganadera que fue mutando hasta convertirse en un corredor industrial. En este sitio se desenvolvió el capítulo mexicano del asbesto. Este mineral, que parecía prodigioso por lo resistente, barato y abundante tiene un costado mortal. Puede provocar distintos tipos de cáncer a quienes se exponen al mismo. Por este motivo está prohibido o fuertemente regulado alrededor del mundo.

El documental comienza mostrando como una familia joven, con dos niños pequeños, van de visita al cementerio. Los familiares cariñosamente limpian la tumba mientras la cámara muestra que allí yace Ernesto Escalera. Transcurrido un poco más de la película, lo vamos a ver a Ernesto dando testimonio de su paso laboral por Asbestos de México. En esta escena como en otras quedan en evidencia la diferente relación con la muerte entre esas y estas latitudes. Aquí se vive mayormente con negación o como un trauma.
En México, sin restarle sentimiento y gravedad, la relación con la muerte parece tener un componente más cercano o festivo del cual en Argentina, o en esta parte de Argentina, carecemos. Sin embargo, no deja de ser desgarrador cuando Alejandro Basurto, mientras juega a la pelota con Enrique Escalera, hijo del difunto Ernesto, enumera a todos sus familiares muertos a causa del asbesto: sus dos hermanos, sus dos tíos, su padre y su madre. Esta última no trabajó en la planta. De todas maneras, tal como sabemos los trabajadores del subte y Premetro, las fibras de asbesto pueden trasladarse al hogar a través de la ropa de trabajo.
Asbestos de México era el corazón laboral de San Pedro Barrios. Los testimonios dan cuenta de las precarias condiciones de seguridad, de pañuelos que reemplazaban la ausencia de mascarillas. O del paso de la ilusión inicial, cuando un joven obrero empezaba a trabajar en la fábrica; a la amargura por lo que finalmente significó para su salud y la de los suyos. Así, el documental muestra que no solo los ex trabajadores estuvieron expuestos, también sus familiares.
En el documental se observa una reunión de vecinos y ex trabajadores, en un centro cultural de San Pedro Barrientos, donde hay una capacitación o una charla abierta a la comunidad. Allí una mujer explica, mostrando laminas, cómo enferma la fibra de asbesto. Algo que los trabajadores del subte y el Premetro ya escuchamos, que fuimos aprendiendo y que seguimos repitiendo por estar trabajando expuestos en un ambiente contaminado.
Desde el 2018, cuando el sindicato del subte – AGTSyP se enteró que los trenes que venían de Madrid tenían material cancerígeno comenzó un enorme trabajo del sindicato, la Secretaría de Salud Laboral, del cuerpo de delegados y de todo este colectivo que se puso como objetivo desasbestizar los lugares de trabajo.
Para eso se tuvo que hablar de lo que en Argentina y en gran parte del mundo no se habla. En el trabajo, por trabajar, nos enfermamos y podemos morir. Sin embargo, eso puede cambiar.

Desde ese 2018 se sacaron toneladas de asbesto, se limpiaron sectores enteros y se estableció la Vigilancia Médica. Esto es un control anual a una parte del personal del subte y del Premetro que permite detectar las enfermedades a tiempo para tratarlas. Tal vez esta sea la gran diferencia entre la realidad mexicana de la película y la realidad argentina que conocemos. Aún con todo lo vivido, con seis fallecidos y con enfermos, tenemos el reconocimiento oficial de las autoridades de la presencia de asbesto y los estudios, a través de la mencionada Vigilancia Médica, para una parte de los compañeros.
En este pueblo mexicano, que parece tan futbolero como el nuestro, la empresa que fabricaba asbesto, se fue sin cargo ni culpa. En los terrenos de la misma hoy funciona un enorme parque de naves industriales destinadas a actividades de almacenamiento, logística y producción. Quienes sí se quedaron son sus ex obreros, habitantes de toda la vida del pueblo.
Para el final del documental, el equipo de investigación del Instituto Mexicano de Seguridad y Solidaridad Social (IMSS) y del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (CONAHCYT), aparece caminando por las calles de San Pedro Barrientos y organizando una jornada de difusión con talleres para chicos con el fin de hablar con los transeúntes.
En la actividad, sostienen que el proyecto interdisciplinario que están llevando adelante busca un marco que contemple qué va a pasar cuando una persona quiere remover asbesto de su casa o qué va a pasar cuando una persona requiera atención médica. Y que todas estas problemáticas derivadas de la exposición al asbesto no sean observadas como un problema natural, sino como un problema de salud pública. Lo mismo que desde el sindicato del subte estamos buscando en Argentina.